Parashat Shlach

Llegamos a la famosa parashá de los “espías”, en la que Moshé elige a 12 príncipes de las Tribus de Israel para que inspeccionen la Tierra prometida. Tristemente, cuando regresan, 10 de ellos calumnian sobre la naturaleza de Eretz Israel y toda esa generación muere en el desierto. Hay muchas inquietudes que surgen, pero quisiera analizar una en especial. Antes de enviarlos, Moshé le cambia el nombre a uno de ellos, su querido discípulo “Hoshea” (salvado), y le agrega la letra Yod pasándose a llamar “Yehoshúa” (salvado por Dios). Los Sabios explican que Moshé, presintiendo el pecado de los espías, quería evitar que Yehoshúa “se contagie” de ellos y le agregó a Dios en su nombre para brindarle protección. ¡Y Efectivamente Funcionó!. ¿Pero por qué Moshé no se los cambió a los demás? Si bien Dios también cambió algunos nombres a lo largo de la historia, como el de Abram sin la letra H (padre de la ciudad de Aram), por Abraham con H (padre de muchos pueblos), eso fue porque Abraham se había ganado su nuevo nombre esforzándose para que la humanidad reconociera la existencia de Dios en una época inundada de idolatría. Yehoshua también había trabajado para adquirir buenas cualidades como la humildad, etc. El nuevo nombre fue solo un pequeño empujón para darle extra protección. No existen atajos ni conjuros mágicos, si queremos ser grandes de verdad, ¡manos a la obra!