Parashat Bamidbar

Comenzamos la lectura del cuarto libro de la Torá, BAMIDVAR en el cual se relatan las peregrinaciones de Am Israel durante los cuarenta años en el desierto. Algo interesante que podemos apreciar es que cuando Dios ordenaba al pueblo levantar el campamento para dirigirse a otro lugar, cada tribu se ubicaba en un lugar específico, ocupando así todos los flancos del tabernáculo; no obstante, quien encabezaba la caravana era la tribu de Yehudá, y no era para menos, pues de su descendencia nacería el futuro rey de Israel, David. Pero dado que Yehudá no era el mayor de los hijos de Yakov, ¿qué mérito lo llevó a ir en primer lugar? Naturalmente, las cualidades de un líder deben ser valentía, oratoria, saber dirigir, tomar decisiones, equilibrio mental. Sin embargo, hay otra cualidad primordial. Cuando los hermanos de Yosef tramaron aniquilarlo, Yehudá fue el único que les reprochó: ¡Qué ganaremos matando a nuestro hermano! La piedad de Yehudá fue una de las cualidades que lo convirtió en líder. Asimismo encontramos esa característica en el rey David, pues cuando aún era pastor y sacaba a las ovejas del corral para alimentarlas, primero soltaba a las pequeñas, luego a las jóvenes, y por último a las adultas, de lo contrario, no quedarían hierbas tiernas y frescas para las pequeñas. Muchas veces creemos que los demás se equivocaron, nos ofendieron, o molestaron.En esos momentos, debemos recordar a nuestros líderes, pues si ellos fueron piadosos, nosotros también podemos serlo.