Parashat Beshalach

¡Somos libres! finalmente el malvado faraón libera al pueblo de Israel después de 430 años de esclavitud! había llegado el momento tan esperado. Imaginemos por un segundo la emoción y alegría que sintieron los hijos de Israel al dejar la tierra donde habían sido esclavizados durante tanto tiempo. Sin embargo, en el primer versículo de esta parashá encontramos algo sorprendente: “Y fue cuando el Faraón dejó ir al pueblo, Dios no los llevó por el camino de la tierra de los filisteos, ya que estaba cerca (de Egipto); porque dijo Dios: no sea que se arrepienta el pueblo (de Israel) cuando vea guerra, y se vuelva a Egipto” . ¿Cómo es posible que el pueblo haya querido volver a la austera tierra de esclavitud después de tantos años de ansiar la libertad? Ademas, ¿cómo es posible recién habiendo sido testigos presenciales de las terribles y milagrosas plagas que recibieron los egipcios de la mano de Dios, hayan temido de los posibles enemigos que les esperaban en el desierto?

Quiero intentar responder esta inquietud de dos maneras: existe un fenómeno llamado síndrome de Estocolmo. Es una suerte de mecanismo de defensa inconsciente de una persona que ha sido secuestrada que, al no poder defenderse de la agresión de sus opresores, termina identificándose con ellos, generando sentimientos de simpatía, agrado, y hasta solidarización. Es verdad que si bien el pueblo de Israel había sufrido mucho en Egipto, al fin y al cabo no les faltaba ni techo ni comida, tal como vemos que una parte del pueblo se queja en el desierto ante Moshe: “y los hijos de Israel también lloraron y dijeron: ¡Quién nos diera de comer carne! Nos acordamos del pescado que comíamos en Egipto… de los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos; pero ahora nuestra alma se seca. Y esto nos lleva a otro concepto que esta muy de moda: “la zona de comodidad” . En el área de “coaching” se sugiere salir de la zona de confort para llegar a la siguiente “zona de aprendizaje” donde se observan, experimentan, y se enfrentan nuevas situaciones. Después de la zona de aprendizaje existe la “zona desconocida” o, como ellos lo llaman, la “zona de pánico” . Es la zona donde estarían tus sueños para hacerlos realidad, aunque para llegar a ella hay que ir más allá de desconocido. Según la psicólogía, la “zona de confort” sí es útil para controlar situaciones de estrés o desorientación. Tal vez, Eso fue lo que quiso evitar Hashem, que el pueblo sienta “pánico” y desorientación ante un desierto austero y desconocido que avecinaba guerras y dificultades. Por mas milagrosas que fueron las plagas, primero el pueblo debía fortalecer su fe en Dios. Esa es la forma para progresar paso a paso en este hermoso desafió llamado VIDA.Quiero intentar responder esta inquietud de dos maneras: existe un fenómeno llamado síndrome de Estocolmo. Es una suerte de mecanismo de defensa inconsciente de una persona que ha sido secuestrada que, al no poder defenderse de la agresión de sus opresores, termina identificándose con ellos, generando sentimientos de simpatía, agrado, y hasta solidarización. Es verdad que si bien el pueblo de Israel había sufrido mucho en Egipto, al fin y al cabo no les faltaba ni techo ni comida, tal como vemos que una parte del pueblo se queja en el desierto ante Moshe: “y los hijos de Israel también lloraron y dijeron: ¡Quién nos diera de comer carne! Nos acordamos del pescado que comíamos en Egipto… de los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos; pero ahora nuestra alma se seca. Y esto nos lleva a otro concepto que esta muy de moda: “la zona de comodidad” . En el área de “coaching” se sugiere salir de la zona de confort para llegar a la siguiente “zona de aprendizaje” donde se observan, experimentan, y se enfrentan nuevas situaciones. Después de la zona de aprendizaje existe la “zona desconocida” o, como ellos lo llaman, la “zona de pánico” . Es la zona donde estarían tus sueños para hacerlos realidad, aunque para llegar a ella hay que ir más allá de desconocido. Según la psicólogía, la “zona de confort” sí es útil para controlar situaciones de estrés o desorientación. Tal vez, Eso fue lo que quiso evitar Hashem, que el pueblo sienta “pánico” y desorientación ante un desierto austero y desconocido que avecinaba guerras y dificultades. Por mas milagrosas que fueron las plagas, primero el pueblo debía fortalecer su fe en Dios. Esa es la forma para progresar paso a paso en este hermoso desafió llamado VIDA.