Parashat Noach

brown wooden building under blue sky during daytime

¿Por qué un arca? ¿Por qué Noé?

Para sobrevivir un diluvio, Nóaj necesitaba un bote. Si echamos un vistazo rápido a la descripción del Arca nos daremos cuenta que todos los dibujos de los libros para niños que representan el arca son incorrectos. La Torá dice que el Arca tenía unos 300 codos por 50 codos (10), alrededor del tamaño de un campo de fútbol.

Como dijimos antes, “el mundo fue creado para la bondad” (11). Dios, Quien no tiene carencias ni necesidades, creó el mundo para beneficiar a otros con Su bondad (12). Y el hombre, que fue creado a imagen de Dios, debe hacer bondad con los demás (13).

Las acciones del hombre antes del Diluvio —de ser tomadores en lugar de dadores— eran la antítesis de esto. Por lo tanto, para que el mundo pudiera continuar, era necesario un acto supremo de bondad. Consecuentemente, la persona que salvaría al mundo y sería la semilla de un nuevo mundo después del Diluvio debería ser la personificación de la generosidad y bondad sin ninguna expectativa de recompensa. El hombre que se salvaría del Diluvio debía personificar esta cualidad.

La Torá presenta a Nóaj como un tzadik, un individuo recto. Generalmente nos imaginamos a un tzadik como una persona austera y santa, pero en este caso se nos presenta un enfoque diferente. La rectitud de Nóaj está basada en su interés y preocupación por todas las criaturas, lo cual a su vez mejora su cercanía a Dios.

Era parte del plan Divino que Nóaj tomara responsabilidad por el mundo. Por lo tanto, en lugar de salvar al mundo de manera milagrosa, Dios le dio a Nóaj la oportunidad de participar en la salvación: Nóaj buscó un martillo y clavos, y construyó el Arca.

La actitud generosa de Nóaj se manifestó en su máxima intensidad durante el año que pasó dentro del Arca: Nóaj era el responsable de alimentar y cuidar a cada una de las especies, que era la población remanente del mundo.

Nóaj asumió esta responsabilidad con absoluta seriedad. Estudió los hábitos de alimentación de las distintas aves para determinar qué tipo de gusanos comía cada una. Y dado que las especies comen en distintas horas del día, Nóaj y su familia trabajaron durante las 24 horas del día para proveer alimento a cada uno de los animales en la hora adecuada. Incluso llevó pedazos de vidrio roto para alimentar a las avestruces, las cuales acostumbran a utilizar esto para moler la comida en el estómago (14).

Nóaj se puso a la altura de las circunstancias y tomó responsabilidad por todo el mundo. Y por este acto supremo de bondad, mereció sobrevivir y llevar al mundo a su renovación.